Director de Meteorbyte Studio.
“Aguanta, llama a todas las puertas posibles, diversifica al máximo y, sobre todo, trata bien a tus trabajadores”.
Meteorbyte es un estudio asturiano de desarrollo de videojuegos que también ofrece servicios de editorial/publishing, consultoría informática, y animación 3D. Desde la compañía afirman que el teletrabajo no les funcionó y que, ante un contexto de grave crisis, recomiendan “aguantar, llamar a todas las puertas posibles, diversificar al máximo, y esperar a tener algo de suerte. Y, sobre todo, tratar bien a tus trabajadores”.
Pues la verdad es que no. El empresario vive prácticamente por y para la empresa, y tiene planes para protegerse de muchos posibles problemas. No obstante, planes de contingencia contra posibles pandemias, guerras o grandes desastres naturales, no tienen mucho sentido. Si esto hubiera sido una enfermedad más virulenta que el COVID-19 (como pudo haber ocurrido con el Ébola hace unos años), el cierre de la empresa habría sido el menor de nuestros problemas. ¿Por qué planear para ello, entonces?
Primero ERTE, y después congelar sueldos, mientras yo buscaba nuevos clientes y ayudas públicas para resucitar el negocio. No se despidió a nadie. Aguantamos la peor época. A excepción de mi propio sueldo, ya está devuelto todo lo que quedó a deber. Con incentivos, por supuesto. Cuando las cosas van bien en una empresa, tienen que ir bien para todos.
No especialmente, pero sí tomamos más decisiones y asumimos más riesgos y, por suerte, salió bien.
Lo intentamos, pero el trabajo remoto no funciona bien para nosotros. Tenemos ingenieros, artistas, personal de marketing… Son perfiles demasiado distintos. Ya es bastante difícil organizar el trabajo de expertos en Ciencias, Artes y Humanidades juntos en una sola oficina. A través de internet, se pierde ya demasiado tiempo coordinándolos. Cada disciplina habla en un lenguaje distinto y entiende su trabajo de una manera distinta. Por muy bien que planifiquemos cada sprint, necesitamos comunicación fluida varias veces al día para no perder productividad, y no quise tener a todo el mundo con el Zoom abierto todo el tiempo.
Para mí, la importancia de tener compañeros leales y disciplinados, por encima incluso del talento o la habilidad. Con gente constante se puede llegar mucho más lejos.
Supongo que cuando cerramos dos clientes y recibimos una ayuda importante (NEOTEC/CDTI) en un corto plazo de tiempo. Nos permitió reactivarnos de verdad y encarrilar el rumbo de nuevo. También cuando montamos nuestra línea editorial y firmamos tres proyectos en poco más de un mes. Aunque los beneficios tardarían en llegar, el saber que llegarían nos dio mucha esperanza en una época en la que la caja estaba por los suelos.
Cuando nos confinaron. Teníamos varios viajes a conferencias ya programados y reservados (EEUU, Reino Unido, Asia…), en busca de financiación con un proyecto bastante sólido, y con una buena oferta de servicios para terceros. Todo se canceló. Perdimos todas nuestras opciones. Empezamos a buscar alternativas, pero todos los clientes paralizaron su actividad y los inversores no se atrevían a arriesgar. Unos meses después, entramos en ERTE. Estaba claro que necesitábamos cambiar el rumbo, pero lo vimos venir desde el mismo inicio del confinamiento.
Todas nuestras fuentes de ingresos desaparecieron y se nos acabó el dinero. Creo que poco más puedo decir aquí.
No. Sí que hemos cambiado nuestra oferta de servicios de cara al exterior, pero nuestros valores y metodologías han estado muy claros desde el principio para todos. A nivel interno, nuestra empresa funcionaba bien, y sigue haciéndolo. Ha habido algo de evolución, puesto que ya llevamos cinco años, la empresa ha crecido en tamaño, y las metodologías de trabajo también han avanzado. Pero no ha habido un cambio radical.
Probamos el teletrabajo, pero en cuestión de semanas vimos que no era algo que nos viniera bien. Y no sólo según mi perspectiva: a varios de mis compañeros les agobia mucho trabajar desde casa. Tras seis meses fuera de la oficina, volvimos a la manera de hacer las cosas que nos funcionaba, con mínimos cambios.
Aguantar, llamar a todas las puertas posibles, diversificar al máximo, y esperar a tener algo de suerte. Y, sobre todo, tratar bien a tus trabajadores. Si tratas bien a la gente, lo normal es que lo aprecien y estén dispuestos a cerrar filas contigo en las épocas difíciles. Paga bien si puedes pagar bien, sé flexible dentro de lo que lo permita el trabajo, y respeta tanto como puedas su tiempo libre y su forma de ver las cosas. Si para ti tus empleados son simples recursos, te mereces los mercenarios que tienes.