CEO de Taller Andrés Zamora e Hijos
“El mayor reto que nuestra empresa ha superado fue vencer nuestro propio miedo”.
El Taller Andrés Zamora e Hijos, situado en Valencia, dio apoyo al transporte y al sector logístico desde el inicio del Estado de Alarma, durante los días más complicados de la pandemia. La empresa estaba considerada un servicio esencial. Al frente del negocio estaba Andrés Zamora quien, por su gran capacidad de liderazgo y motivación, hoy también amplía y diversifica el negocio.
Uno de los principales aprendizajes de la crisis de la COVID 19 es que nadie tenía un plan de contingencia en que se hubieran previsto situaciones como las vividas (imposibilidad de que buena parte de los trabajadores acudiesen a sus puestos de trabajo, consumidores “encerrados” en sus hogares, todo el comercio no esencial cerrado…). Nadie estaba preparado para situaciones tan extremas.
Las empresas del gran consumo dieron un gran ejemplo de responsabilidad, compromiso y agilidad. En primer lugar, transformando los puntos de venta y el resto de instalaciones en espacios seguros, tanto para sus empleados como para sus clientes y en tiempo récord.
En segundo lugar, garantizando el abastecimiento de todo tipo de productos hasta en los momentos más duros del confinamiento y finalmente, y tras el desconcierto inicial, reforzando sus servicios de e-commerce para responder a un incremento de la demanda altísimo, que además se produjo de un día para otro.
Sí, la urgencia de la situación hizo que se acelerase la toma de decisiones para poder responder con eficacia a problemas que exigían una respuesta muy rápida.
Ese es otro de los grandes cambios que las empresas tuvieron que realizar y además a gran velocidad. En España antes del COVID 19 sólo teletrabajaba regularmente alrededor del 5% de los trabajadores y, durante la pandemia y el confinamiento, este porcentaje subió hasta el 34%. Aunque un 45,3% de los trabajadores de sectores esenciales no trabajó en remoto por la naturaleza presencial de su puesto.
El gran aprendizaje es que nunca hay que bajar la guardia y que siempre hay que observar con atención las posibles señales de alerta porque situaciones inesperadas cambian radicalmente el comportamiento del consumidor y las reglas del juego.
Uno de los momentos clave se produjo al inicio de la crisis cuando los consumidores, ante el miedo de que pudiesen faltar productos básicos, hicieron compras de acaparamiento que posteriormente se vio que eran innecesarias. La rápida reacción del sector y su buena gestión marcó un antes y un después en la crisis de la COVID-19 en nuestro país.
La reacción de las empresas fue muy rápida y eso fue determinante para mitigar el impacto social de la crisis de la COVID-19.
Más allá de los aspectos ya comentados, uno de los grandes retos ha sido la gestión de las personas y de los equipos en un momento especialmente difícil. El esfuerzo realizado por hacer de las zonas de trabajo espacios seguros ha sido fundamental, pero también todo el trabajo destinado a atender el plano emocional de los colaboradores, y a mantener vivo el compromiso, el espíritu de equipo y la colaboración.
¿Qué iniciativas van a quedarse en las empresas tras la reactivación? ¿Ha cambiado la cultura de las compañías (valores, manera de hacer las cosas, normas, comportamientos…)?
La mayoría de compañías han revisado sus valores y sus protocolos de actuación, y prácticamente todas han reforzado su apuesta digital, un cambio que ha llegado para quedarse.
Aunque el impacto de esta crisis era del todo imprevisible, siempre es recomendable disponer de los mecanismos de alerta que nos permitan detectar y responder ante este tipo de situaciones. Una vez ya se han producido, conviene tener mucha agilidad y flexibilidad en la gestión.